Publicado el
11 de junio de 2025
por
María Correas, PhD
Actualizado el
28 de julio de 2025
El anacoluto es un cambio sintáctico en la estructura de la oración que provoca inconsistencia. A veces, el anacoluto también se denomina solecismo.
El anacoluto ocurre en el lenguaje hablado porque es flexible y a veces el hablante cambia de idea conforme habla. Esto origina faltas de sentido o de lógica en el discurso.
Sin embargo, se puede usar el anacoluto de manera intencionada como figura literaria para sorprender, al igual que las figuras de la antítesis o el calambur.
Anacoluto: ejemplos
Tú, no es que te entusiasmen las montañas rusas.
En esta oración aparece un anacoluto, pues comienza con el pronombre personal “tú” y después se introduce el verbo de construcción pronominal “te entusiasmen” (que no admite el pronombre personal sujeto)
Tú, no es que te entusiasmen las montañas rusas.
(A ti) no es que te entusiasmen las montañas rusas.
Los verbos pronominales incluyen un pronombre que sustituye al sujeto “tú”, por lo que no puede darse tanto este verbo como “tú” si no es en sentido reflexivo.
Su primo, la mujer es científica.
En esta oración, el anacoluto aparece porque el sujeto al comienzo de la oración parece ser “su primo”.
Sin embargo, es obvio que el sujeto real de la oración es “la mujer” y que “su primo” debe ejercer la función de sintagma preposicional introducido por “de”.
Publicado el
11 de junio de 2025
por
María Correas, PhD
Actualizado el
28 de julio de 2025
La anadiplosis es una figura retórica que repite una palabra o sintagma al final de una oración y al comienzo de la siguiente.
Al igual que el paralelismo o la aliteración, suele emplearse para destacar una idea, vincular pensamientos o generar ritmo.
La anadiplosis es frecuente tanto en la literatura, especialmente la poesía, como en los discursos, donde se emplea para enfatizar.
Una figura literaria cuyo nombre es parecido es la epanadiplosis. La epanadiplosis repite la misma palabra o sintagma al principio y al final de un mismo verso.
Anadiplosis: ejemplos
La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor
La plaza tiene una torre, Antonio Machado
En este poema, se repiten una serie de elementos para captar la atención del lector y llevarle de lo más general (“la plaza”) hasta lo más concreto y objeto del resto del poema (“la dama”).
En este caso, como la repetición se produce a lo largo de varios versos, también se denomina concatenación.
Hablan las lenguas y lloran, lloran las almas y cantan.
Un generalife, Juan Ramón Jiménez
En este poema, se repite el verbo “lloran” al final del primer verso y al principio del segundo para destacar que se trata del sentimiento más importante.